
Ardina: Así se denominaba a los vendedores de periódico que aún sin saber leer pregonaban en una esquina los titulares del día.
Lavadeiras: Muchas de las mujeres de antaño además de hacer los oficios cotidianos del hogar y lavar la ropa de sus esposos e hijos también lavaban "pra fora", es decir, le lavaban la ropa a otras personas más pudientes a cambio de una remuneración económica. Era común ver estos grupos de mujeres de rodillas en las márgenes de las riberas restregando la ropa mientras entonaban algún cántico de trabajo que obviamente difería de una región a otra.
Barbeiro: No requiere muchas explicaciones. Solo cabe destacar que en los tiempos en que las barbas, patillas y grandes bigotes estaban de moda la alta sociedad y la burguesía visitaban al barbero con mucha frecuencia para que este se ocupara de la tediosa labor de mantener sus barbas impecables.
Calceteiro: El calceteiro no era otra cosa que el hacedor de "Calçadas". En los tiempos antiguos los caminos normalmente eran de tierra, pero los había también de piedra. El calceteiro con grandes y pesados mazos se ocupaba no solo de construir nuevos caminos sino de reparar los existentes nivelando el terreno y re-incrustando piedras sueltas de la calzada.

Estivador: Eran los obreros que se encargaba de la carga y descarga de los buques y/o trenes. Era un trabajo pesado y pobremente remunerado.

Limpa Chamine: (Limpiador de chimeneas) Era común verlos por las calles cubiertos de hollín. Ayudados por cuerdas descendían por la chimenea removiendo con grandes cepillos los residuos acumulados en sus paredes.
Calista: Algo así como el Quiropedista. Se encargaba de la desagradable tarea de eliminar las callosidades de los pies y las uñas encajadas.

Carteiro: Sin teléfonos y con reducido acceso al telégrafo el medio de comunicación por excelencia era la carta escrita. Se requería un ejército de carteros para distribuir el correo.

(Continuará.....)
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